Los mocárabes en Occidente

El mocárabe es un elemento característico de la arquitectura islámica. Procede del extremo más oriental del área de influencia de esta arquitectura y en nuestro entorno empezamos a encontrarlos ocupando bóvedas completas ya en el siglo XII con los almorávides. Nos vamos a fijar en estos últimos y en lo que les diferencia de los de oriente


Mila Piñuela García


Techumbre de madera de la Capilla Palatina en Palermo.

Actualmente en los diccionarios se define el mocárabe como cada uno de los nichos, hornacinas, o pequeñas cupulas o bóvedas que conforman el techo. Por lo tanto, cada una de las pequeñas celdas o nichos que vemos en las construcciones de la figura 1 es un mocárabe. Los vemos de distintos materiales: yeso, ladrillo, piedra, cerámica… A veces el mocárabe es un elemento masivo, una extensión del propio muro, es el caso por ejemplo de los mocárabes que se construyen mediante hiladas sucesivas de ladrillo o piedra que van avanzando sobre el plomo del muro, pero también los hay que son un elemento ligero, superficial, que parece haberse desdoblado de la fábrica o de la estructura de la que de alguna manera penden. En algunos casos el mocárabe claramente es un elemento prefabricado, una pieza, en otros casos el mocárabe se ha construido in situ, por ejemplo, mediante hiladas sucesivas de ladrillo. Lo cierto es que según nos adentramos en su estudio las posibilidades se multiplican.

Fig. 1. Construcciones con mocárabes. (a) Mezquita del Imam Dur, cerca de Samarra, Iraq, archnet.org (b) Sala de los Abencerrajes en la Alhambra, Granada. Imagen de Antonio Almagro (c) Ruinas de Al-Najmi, al oeste de al-Nu’maniyya, Iraq. Imagen tomada en http://www.shiro1000.jp/muqarnas/material/brick. (d)  Madraza Yakutiye en Erzurum, Turquía, archnet.org (e) Harun-i Vilayat Shrine en Isfahan, Irán, archnet.org (f) Shaykh Yusuf Sarvistani Imamzade de Sarvestan, Irán, archnet.org (g) Interpretación de la explicación de al-Kāshī sobre la composición de un mocárabe y su situación en una grada.

En este trabajo nos vamos a centrar en los mocárabes de occidente y en lo que los diferencia de los de Oriente. Para ello tenemos que traer a colación el primer texto en el que se trata el tema de los mocárabes, un texto persa de la primera mitad del siglo XV, “la llave de la aritmética”, su autor, Ghiyāth al-Din Jamshid Masud al-Kāshī, se refiere a un mocárabe como un elemento formado por 1 o 2 facetas verticales y un techo, constituido a su vez por 1 o 2 superficies curvas o planas no horizontales, en esta descripción encajan todos los ejemplos de la figura 1. Explica también que los mocárabes se ubican sobre un hipotético plano horizontal conformando una grada (figura 1g), de tal forma que la grada quedaría delimitada por su plano de apoyo y un plano superior sobre el que asentaría la siguiente grada (Dold-Samplonius 1992). Esta característica fundamental que nos da una cierta clave de cómo se piensan y construyen las composiciones de mocárabes, es el principal aspecto diferenciador que encontramos entre los mocárabes de oriente y los de occidente.

Desde luego en las bóvedas de nuestro entorno también podemos percibir los niveles horizontales que se perciben en oriente. ¿A que nos estamos refiriendo entonces? Para comprender este aspecto nos vamos a fijar en un detalle, cuando en oriente encontramos piezas, elementos prefabricados, ya sean como mocárabes completos o como elementos que van a conformar el mocárabe, como pueden ser ladrillos o sillares, tras la cara visible de esa pieza hay una raíz, un cuerpo prismático que se dispone apoyado sobre otra pieza o sobre el propio muro, es decir el mocárabe queda encuadrado como dice al-Kāshī entre dos planos horizontales. Esta característica no la encontramos en occidente, al menos no de una forma generalizada. Lo que encontramos son piezas que van a ir dispuestas en vertical, no apoyadas, sino colgadas, clavadas, pegadas… Es decir, los mocárabes quedan encuadrados entre planos verticales. ¿A qué se debe esta solución que constructivamente resulta tan audaz?

Esta característica se aprecia de forma muy clara en ciertos ejemplos de madera. Fijémonos en los racimos o cubillos de mocárabes que vemos insertados en las armaduras de lacería. En estos elementos los mocárabes son piezas prefabricadas dispuestas en vertical que se van clavando en tanto se organizan o arraciman en torno a un palo alargado o nabo que va a servir para colgar el elemento de una estructura superior, un elemento de mocárabes que en sí vuelve a ser una pieza prefabricada, nos referiremos a ella como pieza compuesta, figura 2(a). Encontramos este mismo esquema en techumbres de madera construidas enteramente con mocárabes. En la figura 2b vemos el trasdós de la techumbre de la Sala del Tesoro de la Catedral de Toledo, tenemos una estructura de madera de la que penden maderos verticales, maderos en torno a los que se arraciman los mocárabes de la techumbre. En los ejemplos hoy desaparecidos del Palacio del Infantado (figuras 2c y 2d), parece que estaban formados principalmente por cubillos y racimos, es decir por esas piezas compuestas ese segundo nivel de pieza prefabricada al que nos estamos refiriendo que iría colgada de su nabo.

Fig. 2. Mocárabes de madera. (a) Racimos en cubierta de lazo, San Antonio el Real, Segovia, y dos racimos de mocárabes del Archivo Histórico Digital de la Biblioteca de la ETSAM. (b) Sala del Tesoro de la Catedral Primada de Toledo, parte vista y trasdós. Fotografías de José María Gutiérrez Arias. (c) y (d) Techumbres del Palacio del Infantado de Guadalajara, desaparecidas:  Salón de Linajes, fotografía de L. Roisín, Centro de Estudios de Castilla-La Mancha y Salón de Consejos, Layna 1997,79-83 y modelo 3D con propuesta de montaje.

Tenemos un esquema constructivo en el que cobra sentido la disposición vertical de los mocárabes, no obstante, estos ejemplos son tardíos y son de madera, no de yeso, principal material con el que evolucionan estas bóvedas en occidente. Lo que sí parece es que los ejemplos de madera heredan esta característica de las construcciones de yeso.

Los mocárabes se empiezan a introducir en occidente ocupando zonas limitadas en las bóvedas que se estaban haciendo en esos momentos, las bóvedas de arcos entrecruzados. Con el tiempo los mocárabes acabarán conformando bóvedas completas que sustituirán a las de arcos entrecruzados, pero ahora nos interesa ese primer momento de convivencia entre mocárabes y arcos entrecruzados (siglo XII). Tenemos dos ejemplos: la Qubba Ba’adiyn de Marrakech, una bóveda con cuatro pares de arcos entrecruzados, los mocárabes ocupan los espacios delimitados por los arcos y los ángulos del espacio a cubrir. El segundo ejemplo es la bóveda de la macsura en la Mezquita Mayor de Tremecén en Argelia. En este caso, además de rellenar con mocárabes los ángulos, se ha construido con ellos una pequeña cúpula sobre el hueco superior que dejan los nervios al entrecruzarse (figura 3).

Fig. 3. Bóvedas de arcos entrecruzados con mocárabes, coloreada en planta la parte que ocupan estos. (a) Qubba Ba’adiyn de Marrakech, Tabbaa 2008. (b) Macsura en la Mezquita Mayor de Tremecén en Argelia, Almagro 2015.

Tenemos que ese elemento que viene de Oriente se ha empezado a instalar entre las testas de los arcos entrecruzados y los muros o exclusivamente entre las testas de los arcos, si a esto unimos la ligereza y plasticidad del yeso, podríamos estar ante el porqué de la disposición vertical de los mocárabes.

Para poder seguir tenemos que llamar la atención sobre otro elemento diferenciador entre oriente y occidente, un elemento estrechamente relacionado con la disposición vertical de los mocárabes. Se trata de un elemento que normalmente vemos acompañando a los mocárabes en occidente y que no lo encontramos en oriente, la medina. En principio, un filete que serpentea entre los mocárabes conformando un trazado geométrico sinuoso.

Ya tenemos este filete en el pequeño cupulín de Tremecén (figura 4a), vemos que cuartea en grupos el conjunto. Si nos fijamos en el trasdós de la bóveda (fotografía de Antonio Almagro), vemos unos elementos escalonados en disposición vertical que, por su ubicación en el conjunto, parecen estar relacionados con los tramos de medina que jalonan los mocárabes de base rectangular. Es previsible que estos tramos de medina pertenezcan a esos tableros, por lo que a ese escalonamiento superior de estos tableros acompañaría otro escalonamiento inferior mucho más cuidado, puesto que parte de él quedaría visto formando parte de la red de medinas.

Fig. 4. Tremecén 1. (a) Esquema de medinas sobre planta. (b) Trasdós de la bóveda, recorte de una fotografía de Antonio Almagro, Almagro 2015. (c) Ubicación de los tableros verticales sobre el esquema en planta. (d) Ampliación del trasdós del cupulín.  (e) Modelo en 3d del cupulín visto por el trasdós.

Si se ha comprobado que se puede pegar con yeso mocárabes a las testas de los arcos de la bóveda para rellenar pequeños espacios, tiene sentido que para poblar espacios algo mayores hayan optado por extender a otra escala ese mismo sistema de arcos entrecruzados que resuelve la bóveda, es decir, a una red menor de pares de tableros entrecruzados.

Según esto, esa red de medinas que vemos responde a dos elementos distintos, a una parte de un elemento auxiliar para el montaje de los mocárabes y a la pasta de pegado. Distinguimos estos elementos con distinto tono en la figura 5b. Además, la ubicación del mocárabe en relación con los tableros va a determinar cuál puede ser su proporción y su forma de pegado. Los hay que han de ir pegados bajo el perfil inferior de los tableros, en este caso la proporción del mocárabe ha de ser superficial, en tanto que otros encajan entre los tableros por lo que han de tener una cierta raíz vertical que permita su pegado a las testas de arcos y/o tableros.

Fig. 5. Tremecén 2. (a) Se refleja en distintos tonos los dos elementos que componen la red de medinas. (b) Disposición de los mocárabes en relación con los tableros, elementos auxiliares al montaje.

También del siglo XII es la techumbre de madera de la Capilla Palatina de Palermo. En este ejemplo vemos una solución muy distinta a la de esas techumbres de madera a las que nos referimos al principio. En este caso los mocárabes son de mayor tamaño y no son piezas prefabricadas, tampoco lo es la medina que parece estar formada por un armazón de palos escuadrados al que se fija a modo de testas tableros recortados inferiormente con la silueta debida y tablas y tablillas que cierran su cara inferior.

La medina así construida constituye un complejo armazón aéreo que hace de elemento auxiliar sobre el que se van a ir montando los mocárabes, que a su vez están construidos mediante tableros verticales recortados inferiormente con las siluetas propias del elemento del que son base y tablas y superficies regladas a base de tablillas constituyendo su cara vista. Todo el conjunto emplastecido y profusamente decorado (figura 6).

Fig. 6. Capilla palatina 1. (a) Vista de la techumbre. (b) Trasdós, ambas fotografías de Antonio Almagro. (c) Armazón constituido por las medinas.

Sobre cómo se ha montado este complejo armazón aéreo hay dudas, autores que han estudiado la techumbre y la documentación que hay sobre ella plantean que esta techumbre surgió autoportante y que la estructura de la que pende en la actualidad es posterior. A nuestro modo de ver para montar este armazón aéreo fue preciso un elemento auxiliar posiblemente muy parecido a la estructura que vemos hoy (figura 7 a1). En cualquier caso, fuera preciso o no ese primer nivel de elementos auxiliares que planteamos, el armazón de medinas es en sí mismo un elemento auxiliar para el montaje de los mocárabes, un elemento sobre el que ir clavando las piezas que conforman cada mocárabe.

Con las particularidades impuestas por el material, tienen en común esta techumbre y la del pequeño cupulín de Tremecén, que la medina además de ser un elemento de diseño que ayuda a componer el conjunto, es un elemento auxiliar al montaje de los mocárabes.

Muy distinta es la propuesta de montaje que planteamos para las techumbres de mocárabes de madera del Palacio del Infantado (siglo XV), en la que proponíamos, que fundamentalmente estaban constituidas por piezas compuestas, piezas que irían colgadas de una estructura superior mediante su nabo. La techumbre se empezaría a montar por el centro y avanzaría hacia el perímetro mediante una sucesión de anillos. Una sucesión en la que se alternarían anillos mayores formados por piezas compuestas colgadas y anillos menores formados por mocárabes clavados uno a uno que zuncharían el anillo anterior a la vez que prepararían acomodo a las piezas compuestas del siguiente anillo. En este caso la medina ya solo es un elemento de diseño, y no solo en su vertiente compositiva, es la definición de piezas constructivas. La medina no tiene por qué tener reflejo físico, el filete que existió en la techumbre del Salón de Linajes es una herencia del pasado.

Fig. 7 Comparativo entre propuestas de montaje. (a) Capilla Palatina de Palermo. (b) Salón de Linajes en el Palacio del Infantado.

Una propuesta paralela es la que tenemos apenas apuntada para las construcciones de yeso saadíes y nazaríes. En definitiva, tenemos un esbozo del principio y del final en la evolución de las bóvedas de mocárabes de occidente, pero es un esbozo que permite ver el cambio que ha habido en la forma de construir estas bóvedas y el cambio en lo que supone la medina en esa forma de construir. Si empieza siendo un elemento auxiliar para el montaje de mocárabes, acaba siendo un plano de piezas compuestas. No obstante, el tipo de esquema que configuran las medinas se puede haber enriquecido, pero no ha variado con el tiempo, figura 8.

Fig. 8 Ejemplo de esquemas de medina en techos de mocárabes de yeso.

¿En qué consiste este tipo de esquema y porqué se ha mantenido inalterable habiendo sido la base de un cambio constructivamente tan profundo?

Fig. 9 a) Dibujo de una techumbre de mocárabes recogido por fray Andrés de San Miguel en su tratado de carpintería de lo blanco. b) Pechina de la media naranja del Palacio de los Cárdenas de Torrijos, hoy en el Museo Arqueológico de Madrid. c) esquema en planta de la techumbre del salón de Consejos del Palacio del Infantado de Guadalajara. d) esquema en planta de la techumbre del salón de Linajes del mismo Palacio. c y d recortes del plano de Palacio perteneciente a la serie Monumentos Arquitectónicos de España, hacia 1863. RABASF .

De nuevo nos servimos de un ejemplo, el patrón lineal de prismas (base de los mocárabes) y medinas que está detrás de los cuatro elementos recogidos en la figura 8. Un patrón del que se puede extraer un sector triangular para obtener una pechina o que se puede doblar simétricamente en cada uno de los ángulos del espacio a cubrir para obtener la planta de una techumbre.

Fig. 10.  Patrón lineal base común a los ejemplos vistos. (a) Extracción de un sector triangular para una pechina. (b) Volteo del patrón con un ángulo de 45°

En el patrón quedan definidas en planta y ordenadas todas las piezas, tanto elementales como compuestas. Las bases de los mocárabes quedan ordenadas dentro de los grupos y los grupos quedan ordenados en filas y columnas.

Pero este tipo de esquema presenta otra virtud, su flexibilidad. Porque permite introducir cambios sin más que ir ajustando a cada paso las piezas del entorno próximo. Lo vemos por ejemplo en el sector triangular de la figura 10a que obedece a la pechina del Palacio de los Cárdenas. Tenemos dos modificaciones, marcada con un 1 la desaparición de un tramo horizontal de medina, con lo que ha habido que ajustar los grosores de las medinas del entorno, marcada con un 2 el volteo de un pequeño tramo de medina, con lo que ha habido que recolocar las piezas del entorno.

El patrón permite también su ampliación. En este ejemplo resulta sencillo, no hay más que seguir la progresión de los elementos del patrón de partida que hemos marcado en naranja en la figura 11 para obtener un patrón ampliado del que de nuevo podríamos obtener esquemas para techumbres cuadradas y rectangulares.

Fig. 11. (a) Patrón lineal de partida. (b) Patrón ampliado. Esquema de planta cuadrada y rectangular de cada uno de ellos.

Hasta ahora se ha volteado el patrón en un punto, pero el patrón tiene dos columnas diferentes, por lo que hay otro posible punto sobre el que voltear el patrón y otro posible juego de esquemas en planta (figura 12).

Fig. 12.  Esquema de planta cuadrada y rectangular para dos posibles puntos de volteo. (a) punto CA. (b) punto CB 

Podríamos optar por otros ángulos de volteo, porque si en un ángulo de 45° encajan los prismas base de los mocárabes, igualmente lo hacen en el ángulo mitad. Si tomamos la mitad interior y la volteamos repetidas veces obtenemos un octógono. De nuevo podríamos optar entre dos puntos de volteo (figura 13). Si tomamos la mitad exterior lo que obtendremos es una estrella (figura 14).

Fig. 13. Planta octogonal.
Fig. 14. Planta en forma de estrella .

Quedaría definir el desarrollo vertical de las piezas, puede parecer un trabajo inmenso si pensamos en la cantidad de mocárabes que pueden conformar estas bóvedas, pero en realidad solo hay que definir el tipo de desarrollo vertical que se pretende para las piezas compuestas, los mocárabes tomarán su desarrollo dentro del grupo de una forma natural.

Así que tenemos un esquema de medinas que pudo surgir como un elemento auxiliar al montaje de los mocárabes, un esquema que de alguna manera venía a replicar a otra escala y extendiéndose en dos direcciones, los pares de nervios que de una forma centrada resolvían las bóvedas de arcos entrecruzados. Un esquema que además se ha mantenido constante en tanto ha acompañado a una evolución constructiva de las bóvedas. Y se ha mantenido contante porque nunca ha dejado de funcionar y es el responsable de que reconozcamos las bóvedas de mocárabes occidentales frente a todas las demás.

Fig.15. Composición hecha sobre ortofotos de Antonio Almagro de las techumbres de Abencerrajes y Dos Hermanas con un posible patrón de partida.

Para ampliar:

  • Almagro, Antonio (2015): “La mezquita mayor de Tremecén y la cúpula de la maqsura”. En: Al-Qanṭara, 36, 1, pp. 199-257. https://doi.org/10.3989/alqantara.2015.007
  • Dold-Samplonius, Yvonne (1992): “Practical Arabic Mathematics: Measuring the Muqarnas by al-Kāshī”. En: Centaurus, 35, 3, pp. 193-242.
  • Piñuela, Mila (2019): “Bóvedas de mocárabes en la carpintería de lo blanco”. En: Huerta Fernández, S. / Redondo Martínez, E. / Gil Crespo, I. / Fuentes, P. (coord.), Actas del Undécimo Congreso Nacional de Historia de la construcción, Soria, 9 a 12 de octubre de 2019, vol. 2. Madrid: Instituto Juan de Herrera, pp. 885-895.
  • Piñuela, Mila (2021): “Sobre dos techos de mocárabes en el Palacio del Infantado de Guadalajara: el del Salón de Linajes y el del Salón de Consejos”. En: Historia de la Construcción, 1, Valencia, pp. 11-36.
  • Piñuela, Mila (2022): “Bóvedas de mocárabes en las construcciones sadíes”. En Almagro, Antonio (ed.), Arquitectura saadí. Marruecos 1554-1659. Madrid: CSIC, pp. 527-567.