Musulmanes en Saint Tropez: al-Andalus fuera de al-Andalus. Datos históricos, narrativas y dudas sobre Ŷabal al-Qilāl

La historia de la presencia andalusí en Provenza y las incursiones en el sur de Francia y en el noroeste de Italia es muy problemática, siendo necesario estudiar y comparar las fuentes latinas y árabes, incluyendo datos de toponimia, conocimiento de la geografía local y de la complejidad alto medieval de este contexto. Al mismo tiempo, es muy importante mantener el beneficio de la duda sobre lo que las mismas fuentes quieren realmente decirnos y cómo han sido utilizadas por los historiadores más recientes. Si bien no cabe duda alguna de que hubo presencia andalusí en Provenza, así como de su longevidad, importancia e impacto efectivo, aún queda mucho por investigar y, quizá, por descubrir


Marco Demichelis
Universidad de Bolonia
Villa I Tatti, The Harvard University Center for Italian Renaissance Studies


Le Massif des Maures.

Durante la primera parte de la Edad Media (siglos VIII-XI) está atestiguada la presencia de musulmanes andalusíes – árabes o bereberes – fuera de la península ibérica, concretamente en Provenza. La existencia de esta comunidad es una cuestión poco analizada tanto por la ausencia de fuentes primarias, como por la poca claridad de las existentes. La frontera entre el mundo musulmán andalusí y el mundo latino en la Septimana/Narbonensis (que en época romana se llamaba Gallia Narbonensis y se extendía hasta los Alpes franceses) y los enfrentamientos que tuvieron lugar forman parte de la historia cruzada – de conquista y defensa- entre el contexto andalusí pre-omeya y el carolingio, en este último caso desde su ascenso a su crisis, iniciada después de la muerte de Carlomagno (año 814). La “re-conquista” de Narbona por Pipino el Breve en el año 759, y la creación de la supuesta Marca Hispánica por Carlomagno, dieron lugar a la formación de un territorio que, de facto, se convirtió en una región de frontera entre el mundo islámico y el cristiano.  

La historia del asentamiento de Fraxinetum-Ŷabal al-Qilāl (“la montaña de madera”) forma parte del enfrentamiento que sigue a la crisis carolingia y la falta de poder centralizado después del tratado de Verdún (año 843), que dividió este imperio en diferentes áreas políticas. Específicamente, este tratado establecía la división del imperio carolingio en tres partes geográficas: una de matriz francesa con Carlos el Calvo (m. 877), otra de matriz alemana con Luis el Germánico (m. 876), y una última entre las dos primeras que, desde la Lotaringia, llegaba hasta Provenza y Lombardía gobernada por Lotario I (m. 855). Después de la muerte de Lotario, la región continental entre “Francia” y “Alemania” fue absorbida por las dos coronas, ganando Provenza y Italia cuotas de “independencia”. Nuestro objetivo es intentar aclarar algunos aspectos fundamentales para acometer una nueva investigación sobre esta geografía de frontera. 

Una copia del siglo XII del mapa esquemático de al-Iṣṭajrī donde se representa Ŷabal al-Qilāl como un triángulo en la parte de arriba. El mapa está orientado con el oeste en la parte de arriba. Wikimedia Commons.

Fraxinetum-La Gardet Freinet, del final a un nuevo comienzo 

Empecemos por señalar que la ausencia de datos arqueológicos no ayuda a avanzar en nuestro conocimiento. El reciente hallazgo de cuatro pecios, entre Marsella y Cannes, con artefactos de origen andalusí, no es suficiente para arrojar nueva luz sobre la presencia de una comunidad musulmana en el golfo de Saint Tropez. Esta presencia está probada debido a la existencia de fuentes latinas y árabes que describen su especificidad, aunque determinar el lugar preciso de este asentamiento es todavía una tarea difícil.  

Etimológicamente, el nombre de Fraxinetum deriva de fraxinus (fresno), árbol común en las regiones de montaña hasta 1500 metros de altitud. Diferentes tipologías de este árbol estaban presente en la región mediterránea desde la antigüedad, con una rápida reforestación entre los siglos V y XI (Ch. Higounet, 1966). Los historiadores de Provenza desde el siglo XVI – César de Notre Dame, Alfonso Delbene, Fabri de Peiresc, Antoine de Ruffi, o Honoré Bouche – han intentado establecer datos precisos sobre la historia de Fraxinetum, aunque no han sido capaces de aportar informaciones claras sobre la posible ubicación de este enclave (N. Coulet 1998, pp. 217-232). La opinión de N. Coulet es que algunos de estos historiadores provenzales – H. Bouche en particular (s. XVII) – inventaron algunos nombres geográficos, como el relativo a la batalla de Tourtour (sobre la que volveremos al final), porque querían establecer una conexión clara entre el secuestro del abad Mayeul de Cluny (ca. 972) y la desaparición definitiva de la presencia musulmana en Provenza. Mientras que las fuentes más antiguas de los siglos X y XI, tanto en latín como en árabe, mencionan la presencia de andalusíes en Provenza, así como incursiones islámicas en los Alpes, sobre el fin de esa realidad los datos son mucho menos claros y se fundamentan solamente en la vita del abad de Cluny.  

Los historiadores franceses, desde el siglo XIX, han dado crédito a esa fuente y a la teoría de la liberación de Provenza. Por ejemplo, M. Reinaud en sus Invasions des Sarrazins en France (1836), y más recientemente P. Sénac en Provence et Piraterie Sarrasine (1982), han seguido esta visión de los hechos sin aportar pruebas historiográficas concretas (N. Coulet, pp. 227-228). Sobre este asunto volveremos al final de este artículo.  

Siguiendo un razonamiento toponímico lógico, es evidente que la palabra “Freinet” de la actual localidad francesa de La Garde-Freinet  hace referencia al fresno, y, por lo tanto, se puede conectar con Fraxinetum. Por su parte, el término “La Garde”, puesto de guardia, puede hacer referencia a la importancia de las fortificaciones construidas sobre la pequeña cadena montañosa denominada “Massif de Maures”, un macizo de 700 metros sobre el nivel del mar cerca de la actual bahía de Saint Tropez, fortificaciones hechas para la defensa de los pueblos más cercanos al mar. En este sentido, es plausible que los musulmanes estuvieran asentados en La Garde-Freinet, pero que este fuera sólo un baluarte que cumplía las funciones de guardia, “mirando” hacia el interior de Provenza y, del otro lado, al golfo de Saint Tropez, donde probablemente estaría situado el asentamiento habitado por los andalusíes (hoy, Grimaud, Cogolin y Ramatuelle). Hacia la localidad de Tolon se ubica otro pueblo llamado La Garde, así como otro denominado La Londe les Maures, nombres que remiten a un pasado más antiguo.  

Como aparece expresado en la Antopodosis de Liutprando de Cremona (m. 972), esta comunidad islámica estada ubicada en los límites de Provenza e Italia. Los musulmanes se habrían establecido allí cuando se adjuntó la provincia de Embrun a Italia, es decir bajo el reinado de Carlos el Gordo: Fréjus y Antibes formaron la frontera de Provenza; Vence y Niza, la de Italia.  

Liutprando de Cremona menciona Fraxinetum. Bavarian State Library, Clm 6388.

¿Quiénes eran los musulmanes de Fraxinetum? 

Otro aspecto muy difícil de aclarar es quiénes eran estos árabes-bereberes que se establecieron en Provenza. Las fuentes latinas hablan con frecuencia de gentis perfida sarracenorum (H. Bouche 1664, pp. 702-703) o solamente sarraceni (Rodulfi Glabri 1989, pp. 18-20, 32 etc.), mientras que las hagiografías hablan de gentis paganorum (N. Coulet 2012). Queda clara, pues, la dificultad de comprender el origen real de estas personas, así como las razones que los llevaron a atacar Provenza. Una mejor comprensión de esta cuestión sólo puede provenir de un análisis más profundo de la historia de al-Andalus y de los acontecimientos posteriores a la llegada a la península ibérica de los supervivientes de la dinastía omeya.  

La complejidad de la sociedad andalusí tras la conquista – con cuestiones como la estabilización de zonas bajo el control de algunos clanes árabes o bereberes, la inclusión de los anteriores señores visigodos o las alianzas endogámicas para desarrollar un linaje – debe ponerse en relación con la caída de la dinastía omeya en Damasco y su eventual supervivencia en la península ibérica. La sociedad andalusí estaba articulada en facciones y en ella, el conflicto interno para llegar al poder, aunque local, estaba relacionado con conflictos históricos entre diferentes partes del ejército (ŷund) omeya (qaysíes versus kalbíes), así como al papel desempeñado por los diferentes grupos en las distintas fases de la conquista, en relación con los méritos militares (Manzano Moreno 2006, pp. 146ss.).  

El papel desempeñado por las tropas bereberes merece una discusión aparte, teniendo en cuenta además que los que llegaron a al-Andalus estaban poco o muy poco arabizados. Este proceso de arabización no fue simple, entre otras cosas, por la resistencia de los clanes bereberes a someterse al poder árabe, lo que fue la causa de un importante número de rebeliones internas que comenzaron en la segunda mitad del siglo VIII y continuaron durante el IX. Al final, en este contexto, los levantamientos contra el poder cada vez más centralizado de los omeyas de Córdoba pudieron dar lugar a que algunos rebeldes caídos en desgracia decidieran abandonar la península ibérica para buscar otro lugar donde reestablecer su propia comunidad.  

Se ha propuesto que la comunidad de Fraxinetum estuviera directamente relacionada con la revuelta del Arrabal (año 818) y con algunos exiliados de esta rebelión, pero no hay evidencia al respecto, siendo más probable, como los especialistas han señalado, que algunos de ellos fundaran el Emirato de Creta alrededor del 830. Este enfoque histórico, sin embargo, puede ser de ayuda para comprender mejor el posible origen de la comunidad andalusí de Provenza.  

Las rebeliones que tuvieron lugar en el sur de la península (Málaga, Jaén, Huelva, Mérida, Pechina etc.) en la segunda mitad del siglo IX y que estuvieron relacionadas con figuras como ‘Umar b. Ḥafṣūn (m. 918), Bakr b. Salama, ‘Ubayd Allāh b. Umayya b. al-Šāliya e Ibn al-Ŷillīqī, entre otros, pueden estar más cercanas históricamente a una emigración en dirección hacia el norte. Por lo tanto, es posible que la comunidad musulmana que se habría formado en Provenza tenga un origen relacionado con la necesidad de emigrar, por ejemplo, por razones de la sequía y malas cosechas que afectaron a diferentes lugares de la península entre los años 867-869 y 873-874, o por razones más relacionadas con esas rebeliones que, en ningún caso, acabaron bien para los que las habían iniciado. 

Otra posibilidad sobre el origen del enclave de Fraxinetum – que, nuevamente, se puede relacionar a eventos que tuvieron lugar en las costas francesas, italianas y de Cerdeña desde el inicio del siglo IX – es el fuerte aumento de las incursiones navales a lo largo de esta zona y que coinciden con la formación de la república marítima de Pechina, en la región almeriense, durante el reino del emir ‘Abd al-Raḥmān II (822-852). Desde el año 813, la mayoría de las ciudades y de las costas de Liguria, Francia y Cerdeña fueron atacadas por los andalusíes o, más tarde, por expediciones provenientes del norte de África fatimí. En este sentido, es plausible que, por ejemplo, el ataque contra Génova del 934-935 fuera de origen norteafricano y no andalusí (B. Kedar 1997, pp. 605-616). Entre el 838 y el 869, Niza, Marsella, Arles, Nimes, la Camargue y Valence fueron atacadas por incursiones andalusíes, lo que habría permitido a estos conocer el territorio costero y elegir el lugar más adecuado para desembarcar con una fuerza numerosa que permitiera formar un enclave local a las órdenes, en este caso, del emir cordobés. 

Mapa de Provenza-Piamonte en Bruno Luppi, I Saraceni in Provenza, in Liguria e nelle Alpi Occidentali, Bordighera: Istituto Internazionale di Studi Liguri, 1973.

Descripciones y eventos sobre Fraxinetum en las fuentes latinas y árabes 

La Antopodosis de Liutprando de Cremona (L. 1 t. III, p. 275) ubica la llegada de los musulmanes al golfo de Saint Tropez tras el concilio de Mantaille (879) y antes del de Valence (890), en el cual los sarracenos son ya claramente mencionados (aunque no específicamente los de Fraxinetum). Sin embargo, Liutprando describe la llegada de los andalusíes como la de una veintena de náufragos, sorprendidos por un temporal y que, azotados por las olas, llegan al golfo de Saint Tropez; inmediatamente después, masacran a la población local, se fortifican en el macizo montañoso más cercano, y piden a otros correligionarios que se unan a ellos. En suma, una historia muy imaginativa y poco plausible.  

Las crónicas escritas por religiosos que aportan información sobre las incursiones islámicas no son, sin embargo, capaces de identificar el lugar de Fraxinetum así como una fecha clara sobre la fundación del enclave. Por ejemplo, el monje Ekkehard (m. 1126), así como Sigebert de Gembloux (m. 1122) hablan de manera poco precisa sobre la ubicación de la localidad, como ocurre también en la Chronica Novaliciense, escrita por monjes cuya abadía en Piamonte fue saqueada entre 905-906 según ellos, y después de 920-921 según la interpretación de A. Settia (1987, pp. 127-143).  

La instalación de los andalusíes debió de coincidir con el período de anarquía y guerra civil del reinado de Bosón I de Provenza (844-887). Cuando Hugo de Arles (m. 948) se convirtió en duque de Provenza – y después en rey de Provenza e Italia -, los sarracenos ya debían de haber consolidado su dominio del territorio: según avanzaba el tiempo, el área de las razias que hacían se fue extendiendo más allá de Freinet, ya fuera porque los musulmanes se volvieron más audaces o porque el entorno inmediato ya estaba bajo su control. 

Entre las fuentes árabes que mencionan el enclave andalusí de Fraxinetum, encontramos el Kitāb al-masālik wa-l-mamālik del geógrafo persa al-Iṣṭajrī (m. 952), que en pocas líneas describe el Ŷabal al-Qilāl como un asentamiento cercano de la montaña, con mucha agua y donde los musulmanes habían establecido una comunidad desde hacía poco tiempo. Muḥammad b. Ḥawqal (m. ca 978), por su parte, señala en el Kitāb Ṣūrat al-Arḍ que en dicho enclave había una gran productividad agrícola y que los cursos de agua, así como las tierras de cultivo, eran numerosos, ya que sus habitantes podían vivir con los recursos que producía el país. También especifica que fueron los musulmanes quienes hicieron habitable esa zona a partir de su asentamiento. Entonces se convirtieron en una amenaza para los francos, pero a estos les era imposible alcanzarlos porque se habían fortificado en la ladera de una montaña, en una posición protegida y accesible por un solo lado y por una sola calle. Esta montaña tenía una extensión de unos dos días de caminata. La originalidad de la obra de Ibn Ḥawqal radica en subrayar la dependencia de esta región del poder de al-Andalus: “Mallorca es una isla importante, gobernada por el señor de al-Andalus. Ŷabal al-Qilāl es igualmente dependiente de este estado” (Ph. Sénac 1982, p. 18).  

Las informaciones que se encuentran en el Ḥudūd al-‘Ālam no son diferentes de las obras ya mencionadas, mientras Ibn Ḥayyān (m. 1075), en su Kitāb al-Muqtabis, menciona directamente a un cierto Naṣr b. Aḥmad como qā’id de Fraxinetum, así como la solicitud para detener las incursiones andalusíes en el sur de Francia y en el noroeste de Italia, probablemente enviada directamente al califa de Córdoba, hacia 940-942, por parte de Hugo de Provenza (Ibn Ḥayyān 1981, p. 342).  

Abadía de la Novelesa. Fundada en el 726, fue atacada a inicios del siglo X por los musulmanes de Fraxinetum y abandonada durante un siglo.

Las relaciones diplomáticas entre el califato omeya y los reyes occidentales en esta fase histórica son muy importantes para aclarar cómo los ataques andalusíes en Provenza y Piamonte habían aumentado la conflictividad y la anarquía en una región ya muy afectada por las incursiones húngaras (al menos hasta el 955). Los datos que tenemos sobre estas expediciones en los Alpes establecen que, entre 920 y 972, los pasos de los Alpes Marítimos, Cocios y Grayos, habían sido ocupados permanentemente por los musulmanes de Provenza. Por ejemplo, la Abadía de la Novalesa y la Iglesia Parroquial de Oulx en el Valle de Susa (Piamonte, 50-70 km. desde Turín), fueron depredadas e incendiadas en esta primera fase. Otras incursiones parecen haber llegado a la Abadía de San Dalmazzo di Pedona a través del paso del Tenda en los Alpes Marítimos (en el sur de Piamonte, cerca de las localidades de Cuneo, Ormea y el Val Tanaro), así como a la Abadía de Giusvalla (en el interior, cerca de Savona); también están atestiguadas incursiones en los Alpes del noroeste, en el Valais suizo y en la zona de la abadía de St. Gallen y la de San Mauricio d’Agauno, atacadas en el 936-940 (B. Luppi 1974, p. 17, mapa). En relación a los ataques contra monasterios suizos, las fuentes (Ekkehard y la Vita Sancti Udalrici) hablan claramente de sareceni y no de húngaros. 

Sin embargo, es difícil establecer quienes fueron verdaderamente responsables de estos saqueos, porque hasta el 955 los húngaros por vía terrestre, así como los fatimíes por vía marítima y terrestre, atacaron la costa de Liguria (en concreto en los lugares de San Maurizio, Albenga, Arenzano y la misma Génova) más de una vez. La costa del oeste de Liguria era también a menudo un puente para incursiones hacia el interior de la propia Liguria o del Piamonte, si las fuerzas armadas sarracenas eran lo suficientemente numerosas. 

Abadía de San Dalmazzo di Pedona. Fundada en el siglo V para preservar las reliquias del mártir San Dalmazzo, fue saqueada por los musulmanes en el siglo X y abandonada. La orden benedictina reconstruyó parte del edificio después del año 1000 y durante dos siglos la Abadía volvió a tener un papel importante en la región.

La respuesta del mundo cristiano fue el ataque victorioso de la flota greco-bizantina en el cuartel general del golfo de Saint Tropez en el año 931, expedición que habría devuelto la tranquilidad a los Alpes, aunque solo durante un breve período. En el 933, los musulmanes se encontraban ya reforzando las montañas fronterizas, tomando posiciones para las incursiones atestiguadas en los años posteriores en el Piamonte.  

Entre el año 921 y el 942, P. Sénac menciona que se lanzaron al menos una docena de empresas militares en los Alpes y en el Piamonte, o una cada dos años (Ph. Sénac 1982; 2000). En este sentido, la tentativa de establecer la paz entre Hugo de Provenza y el califato de Córdoba estaba relacionada con la obtención de un salvoconducto para los mercaderes de su reino que querían hacer comercio con al-Andalus. Es posible que en esta fase histórica Hugo de Provenza arreglase un acuerdo con la flota bizantina para destruir a los sarracenos de Provenza en el 931 y 942, y, por el otro lado, intentase, al mismo tiempo, permitir un incremento de las actividades comerciales entre Provenza, Cerdeña y los mercaderes de Toscana y Amalfi que querían comerciar con al-Andalus. No obstante, los datos que tenemos son muy confusos tanto en relación con las incursiones como con las decisiones políticas.  

Asedio musulmán a una fortaleza bizantina. Crónica de Juan Escilitzes. Manuscrito Skylitzes Matritensis. Wikimedia Commons.

La Historia Ottonis (cap. 4, III, pag. 341), por ejemplo, informa sobre cómo en el entorno del 961-963, Adalberto II de Ivrea (m. 972), hijo del Berengario II, rey y regente de Italia, fue depuesto, junto a su padre, por el emperador Otón I. El primero encontró refugio durante dos años con los musulmanes de Fraxinetum, hasta que el papa lo llamó de vuelta a Roma (J. Pierre Poly 1976, p. 26). Que la comunidad musulmana de Fraxinetum hubiese sufrido una simbiosis con su entorno, como sostiene Sénac (p. 28-29), con una cierta “convivencia” entre comunidades, ayudaría a explicar su longevidad, así como su participación en los conflictos locales tras la decadencia carolingia (Picard Ch. 2015, p. 331).  

Las historias que mencionan el fin de la presencia andalusí en Provenza están todas relacionadas con el secuestro y rescate de Mayeul de Cluny, que, como hemos mencionado, puede ser considerado como el casus belli para la expulsión de los musulmanes. Fuentes muy poco claras, como el Breviario di Gap, cuentan que Otón I, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico (m. 973), habría querido plantear una expedición militar para destruir la comunidad andalusí de Fraxinetum. Sin embargo, las dificultades que tuvo para controlar las insurgencias en diferentes lugares, Italia en particular, le hicieron centrarse en otras prioridades.  

Torre dei Barchi, Ormea. Torre cilíndrica presumiblemente de origen tardoantiguo ubicada en el municipio de Garessio a poca distancia de Barchi, una pedanía de Ormea (Alta Val Tanaro). Existen varias historias sobre el edificio en la zona, según las cuales los musulmanes lo ocuparon durante décadas en el siglo X convirtiéndolo en la base de sus incursiones en la zona. Wikimedia Commons.

La historia del secuestro y rescate de San Mayeul de Cluny (m. 994) en el Valais, de vuelta desde Italia, cerca del paso alpino del Gran San Bernardo, presenta muchas incógnitas historiográficas en las que no vamos a profundizar en esta ocasión. Es muy difícil poder aceptar las diferentes tesis sobre la conquista del asentamiento musulmán por parte de los condes de Provenza y Turín. Es posible creer que hubo enfrentamientos, que algunas comunidades en Provenza se habrían levantado contra los musulmanes, pero no hay documentos ciertos e incontrovertibles acerca de una batalla decisiva, y nada sobre el lugar de Tourtour. Si se hubiera ganado una batalla gloriosa, habría sido de esperar la elaboración de distintos relatos, pero estos no existen. Igualmente, como defiende Coulet (1998), la Vita Sancti Maioli de Syrus y la de Odilón de Cluny (m. 1049) son textos eclesiásticos muy poco involucrados en la historia de Provenza y que retoman unos versos de Liutprando y de Raúl Glaber (s. XI) sobre el santo de Cluny. Más aún, muchos historiadores de Provenza del siglo XVI y la primera mitad del XVII ignoraron la existencia de Mayeul, así como su secuestro por parte de los sarracenos. Será Honoré Bouche, en la segunda mitad del siglo XVII, quien asoció la historia de Mayeul a esta región enfatizando la “re-conquista” después de la liberación del santo. Pero es muy difícil establecer si los musulmanes de Provenza dirigieron su interés hacia nuevos lugares, como Cerdeña y Córcega, abandonando por ello el sur de Francia, o se vieron obligados a dejar esta tierra por haber sido derrotados.  

Queda pues clara la complejidad de la historia de la presencia andalusí en Provenza y las incursiones en el sur de Francia y en el noroeste de Italia, siendo necesario estudiar y comparar las fuentes latinas y árabes, incluyendo datos de toponimia, conocimiento de la geografía local y de la complejidad alto medieval de este contexto. Al mismo tiempo, es muy importante mantener el beneficio de la duda sobre lo que las mismas fuentes quieren realmente decirnos y cómo han sido utilizadas por los historiadores más recientes. Si bien no cabe duda alguna de que hubo presencia andalusí en la Provenza, así como de su longevidad, importancia e impacto efectivo, aún queda mucho por investigar y, quizá, por descubrir. 


Para ampliar:

  • Ph. Sénac (1982), Provence et Piraterie Sarrasine, Paris: Maisonneuve & Larose.  
  • Bruno Luppi (1973), I Saraceni in Provenza, in Liguria e nelle Alpi Occidentali, Bordighera: Istitiuto Internazionale di Studi Liguri.